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Siempre nos escandalizan las cosas que no sabemos dónde terminan. Son para nosotros como túneles que no dejan ver si hay una salida del otro lado, y en una de esas puede o puede que no, nos encontremos un día con un túnel que no termine nunca. Puede o puede que no, un día nos toque uno de esos túneles que duran para siempre y esos, aterran. A menos que en el camino regalen zapatos, yo personalmente no entraría en uno de esos, aunque habrá un par de excepciones.
Pensé en los túneles que duran para siempre porque
estaba viendo ese capítulo de FRIENDS en el que Ross se va a casar con Emily en
Londres, y Chandler y Monica pasan la noche juntos por primera vez. Es el mismo capítulo en el que Dr.
House y yo, le gritamos al personaje de Rachel: “YOU WERE ON A BREAK!”. Después
de varias temporadas los personajes de Chandler y Monica terminan juntos y
adoptando gemelos, y esa noche en el hotel de Londres se metieron en un túnel de
esos que no terminan nunca. -sí, muchas
veces el túnel tiene más bien cara de cama-.
Claro: La idea de los túneles es que sólo
sabemos por dónde entramos, el resto es un misterio que se resuelve caminando.
En el amor es igual, nadie sabe a dónde termina el túnel de darse like
mutuamente en las fotos, nadie sabe si ese túnel acabará siendo el que no tenga
final. Pero yo no vine a hablarles de amor porque yo de eso no sé, de lo que sí
sé, es de estilo. Cuando el estilo es el verdadero reflejo de la identidad
también es un túnel que dura para siempre. La entrada puede ser como una idea
que termina convirtiéndose en una filosofía, y justamente eso es el estilo, una
filosofía. Por ejemplo, un túnel de estilo que aún no termina es que nos regaló
Chanel y muchos años después, podemos ver cómo el logo de las dos C’s, aún
sigue siendo una imagen que le habla a una gran variedad de mujeres en el
mundo. Les dice: “¡Quiéreme, cómprame, llévame!” Muchas le hacemos caso a esa
voz, otras pagan el arriendo a tiempo.
Encontrar nuestro propio túnel de estilo no
sólo es una cuestión de arriesgarse y decir que sí, también se necesita suerte,
ayuda divina, azar o magia, como le quieran llamar. Y el estilo otra vez se
parece tanto, pero tanto al amor; ambos son túneles que con un poco de suerte pueden
resultar en no acabarse nunca. Adoptar tendencias que nos llevan a conectarnos
con lo que nos hace únicos, a tener estilo, es como salir en citas que tarde o
temprano nos llevan al amor, a ese último puerto, esa persona que cuando
estemos viejos nos va a mirar con los mismos ojitos con los que miramos una
vitrina que dice SALE. Tanto en el estilo como en el amor, he entrado a los
túneles equivocados, pero ¿Quién no? Una vez me metí en un túnel con una
entrada paradisiaca y la salida era el shut de la basura, pero ¿Quién no?
Los
túneles eternos de la moda y el amor son tan escasos que por eso decidí empezar
esta columna otorgándoles el título de escandalosos. A pesar de ser más raros
que te devuelvan una USB, todo el mundo cree tenerlos, todo el mundo dice
"te amo" como dice que su estilo es "vanguardista", todo el
mundo dice que lo suyo es amor y que lo suyo es estilo. Pero por lo
general esos túneles siempre encuentran salida y de eso uno no se muere, pero
se aprende. Muchos creen tener el mapa de los túneles sin fin, se inventan
reglas y fórmulas como si hubiera una sola respuesta correcta entre un montón
de incorrectas. Los test de la revista Cosmo tipo “Si mi príncipe es azul, ¿es probable que sea porque está muerto?” y
los consejos del horóscopo, se parecen mucho a los que dicen que rayas con
cuadros no rima, y pepas con flores no combina. Las reglas tanto en el
mundo del amor como en el de la moda, no existen. Una vez entendemos esto
empezamos a caminar entre túneles, encontramos salidas, unas más agradables que
otras, así buscamos nuestro estilo entre tantas modas. Después de todo ese
trajín, la lección que nos deja la idea de los túneles sin fin es que tanto el
amor verdadero como el estilo además de ser eternos, también son un milagro.
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