lunes, 30 de junio de 2014

El makeover de Vogue Latam

Vogue Latinoamérica nunca ha sido la niña con gafas de marco grueso, brackets, vello en el labio superior y el closet de la tía abuela, pero recientemente recibió un cambio tal, como si desde ese punto de partida hubiera terminado pareciéndose a Gisele Bündchen. Un 'extreme makeover' al nivel de Las cenicientas épicas en el cine rosa. La franquicia latinoamericana de la marca fashionista de Condé Nast, Vogue, usó el eterno truco de un cambio de look para simbolizar el fin de una era o mejor, la conclusión de una tusa. 

Eva Hughes dejó la dirección de Vogue Latam para dirigir la nave nodriza de todas las revistas de la editorial en Latinoamérica, un ascenso aún más importante que el de River a la A. Aunque la partida de Eva dejó corazones rotos en los lectores fieles de la revista, nosotros no morimos de amor, tal y como el resto del mundo. También ayuda el hecho de que nuestra 'rebound girl' Kelly Talamas nos tenga viviendo un idilio, aunque nos cueste adaptarnos a una nueva forma de querer. 



El makeover que normalmente incluye lentes de contacto, el fin del tratamiento de ortodoncia, depilación y un cambio de armario, se tradujo para la revista en cambios editoriales que lastimosamente no incluían cera caliente. Para empezar, la pauta publicitaria abrió sus puertas como Lindsay Lohan las piernas. Dolce & Gabbana y Burberry le cedieron parte de su puesto a marcas locales que antes no aparecían en la revista ni con la intervención David Copperfield: Arkitect, Touche, Velez, Ela, Falabella e incluso el banco HSBC, en una aclaración muy evidente de que para poder comprar lo que aparece en esas páginas sagradas hay que tener plata. Por un lado es bueno ver anuncios de marcas que estamos mas propensos a comprar, pero el sacrificio que hace Vogue es de status (No nos digamos mentiras, Ela ain't no Balmain). Personalmente, creo que el sacrificio le agrada a los Dioses pero hay que irlo puliendo con el tiempo, reaccionar a la reacción de los lectores y a su sensibilidad hacia la publicidad impresa. 

La sección Estilo Vogue Colombia, es un giro importante en la trama de Vogue Latam. La nueva revista incluyó un promedio de 6 páginas por edición que hablan exclusivamente en colombiano, supongo que en Chile, México, Perú y Argentina será en su respectivo dialecto. En cuanto a esta nueva sección en Colombia,  nuestros diseñadores son protagonistas de la historia que ellos están escribiendo y siempre es un placer ver que ya no andan tras bambalinas. Lo mejor de este cambio es que no implicó la renuncia al allure internacional de la publicación, porque sigue marchando al son global y lo demuestra en los artículos de tendencias  y las fotografías de moda editorial. 

Solo hay un cambio que se siente a veces como si Vogue tuviera una infiltrada de la Tv y Novelas, pues la sección 'De fiesta' me lleva a hacerle zapping a la revista por primera vez. Es como si estuvieran intentando mostrar una alta sociedad que en Colombia consta de farándula criolla, a veces totalmente enajenada a lo que es en realidad un icono de estilo. La prueba indiciaria es la calidad triste de las imágenes de estas páginas. No están del todo mal para la revista Caras o la revista Jet-Set, pero es algo que la tinta nunca debería dejar en las páginas del texto sagrado de esta religión. Claro que hay excepciones, como cuando aparecen Ariadna Gutierrez o Catalina Zuluaga, y no es por la belleza física sino por el estilo para vestir, conceptos que en Colombia están tan mezclados como el cobre y el estaño en el bronce. 

Kelly Talamas y Eva Hughes muy ocupadas siendo regias


A nosotros los lectores, lo que nos dicta el corazón hacer, es no cometer el error de mirar lo de ayer con ojos de hoy o querer que las cosas vuelvan a ser igual, porque ya no somos los mismos. Países latinoamericanos como Chile y Colombia están viviendo una apertura económica importante y necesitan una estrategia diferente planteada especialmente para las nuevas circunstancias. (TOP SECRET: Inversión y personalización). Nosotros supimos que ya no éramos los mismos y Vogue Latam lo supo también entonces fue y le dijo a su estilista mexicana "Hoy quiero algo nuevo. Necesito un cambio de look". Y, ¿Quién no ama los cambios de look si son como volver a nacer pero decidiendo todas las cosas que la vida, en un principio, nos dio por azar? ¿Quién podría no amarlos si son como darnos a luz a nosotros mismos con la esperanza de ser un día nuestra mejor versión? ¿Quién podría negarse el regalo de un nuevo comienzo?


R\\  Nadie.  



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